Sueños de Robot



Autor: Isaac Asimov
Título original: Robot Dreams (1986)
Idioma original: Inglés
Traducción: Rosa S. de Naveira
ISBN: 84-9793-137-8
Casa editorial: Debolsillo
Edición: Segunda Edición, mayo 2005

Física y, hasta cierto punto mentalmente, un robot, cualquier robot, es superior a los seres humanos. En este caso, ¿qué es lo que le esclaviza? Solamente la primera ley. Mira, sin ella, la primera orden que trataras de dar a un robot provocaría tu muerte.
Susan Calvin  -El pequeño robot perdido-

Este libro es una serie de recopilaciones de cuentos cortos de Isaac Asimov, es un libro que no tiene que leerse de forma lineal, puede leer cualquier cuento corto que no afectara la lectura y/o entendimiento del mismo.

Son 21 cuentos cortos, de forma personal puedo decir el que menos me intereso fue "El pequeño robot perdido", a pesar que aparece Susan Calvin. De ahí en adelante los cuentos mejoran, y nos muestran la visión de Isaac Asimov tiene de la humanidad, y sus creaciones (robots), como estos influyen de forma sistemática en cada aspecto de la vida de los seres humanos. Hay varios cuentos interesantes uno de ellos "El sistema Marciano", en la búsqueda de recursos, los humanos se aventuran mas allá de sus posibilidades técnicas, pero el fondo del cuento es el aprecio a la soledad que provee el espacio infinito. Cuando se lee la obra de Asimov, notamos en su universo la falta de seres alienígenas, este libro es la excepción y como interactuamos con ellos. Hay algún cuento de terror, varios dedicados al amor.

El mejor cuento de esta recopilación (de forma personal) es sin duda alguna "La última pregunta", posee un final poético y bellisimo.

Puntuación: 8/10

Mejores frases:
Y lloró por toda la humanidad y por la frágil belleza de los cuerpos de los que en tiempos se habían desprendido, hacía millones de años.
Isaac Asimov -Los ojos hacen algo más que ver-

La materia y la energía se habían terminado y con ellas el espacio y el tiempo. Incluso “AC” existía solamente para contestar a la única y última pregunta que jamás había sido contestada desde el día en que un técnico medio borracho hacía ya diez mil billones de años, había formulado a una computadora que para “AC” era menos que un hombre para el hombre. Todas las demás preguntas habían sido contestadas y hasta que esta última lo fuera también “AC” no podía librar su conciencia. Todos los datos recogidos habían llegado a su término final. Nada quedaba por recoger. Pero todo lo recogido tenía que ser completamente correlacionado y unido en todas sus posibles relaciones. Para ello fue preciso un intervalo intemporal.
Y ocurrió que “AC” aprendió a invertir la dirección de la entropía. Pero ahora no había ningún hombre a quien “AC” pudiera comunicar la respuesta a la última pregunta. No importaba. La respuesta, por demostración, se ocuparía también de eso.

Durante otro intervalo intemporal pensó en la mejor manera de hacerlo. Y ”AC” organizó el programa minuciosamente.
La consciencia de “AC” abarcó todo lo que en tiempos había sido un Universo y reflexionó sobre lo que ahora era el Caos. Debía hacerse paso a paso.
Y «AC» dijo:
— QUE SE HAGA LA LUZ.
Y la luz fue hecha.

Isaac Asimov -La última pregunta-

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